Ganó AMLO… y ¿Ahora qué?

Para beneplácito de muchos, y molestia de otros… Ganó Andrés Manue López Obrador (AMLO), arrasando en las elecciones como nunca se había visto en nuestro país. Quedó reflejado en las urnas, el rechazo de las mayorías a los actuales manejos del gobierno, así como también los anteriores; por lo que podemos concluir que realmente no ganó el partido Morena, sino mas bien digamos que perdió el PRI, PAN y todos los demás partidos parásitos, todo esto reforzado con el “convencimiento fácil” de nuestro “Ángel Salvador”… veremos si realmente funciona.

Ahora hay que revisar cómo quedó el tablero político en México, ya que la ola masiva dejó prácticamente todo el territorio en color guinda y no tenemos tiempo que perder

Si actuamos de manera pasiva, nos enfrentaremos a importantes riesgos. Por ello, una de las grandes lecciones que debemos aprender de las últimas décadas, y en particular de los últimos años, es que tener una ciudadanía complaciente y pasiva es un ingrediente que permite que quien ocupe el poder, abuse del mismo, y en la mayoría de los casos, para servirse de éste y privilegiar a los suyos en el uso y abuso del erario público. Esa pasividad no puede ser nunca más un fenómeno con el que nos sintamos cómodos o satisfechos.

Pareciera que el mensaje de rechazo a la corrupción e impunidad es el más potente que lanzó recientemente el electorado, falta ver cómo lo entienden los ganadores, ya hay algunas señales confusas de lo que pretenden hacer.

Si bien dicen que no van a fallar en ser intolerantes con la lucha contra la corrupción e impunidad, nos dan sorpresas adversas como:

  • El no aceptar la necesidad de reformar el 102 Constitucional para generar una verdadera, auténtica y operativa Fiscalía General de la República.
  • Pretender derogar la reforma educativa y decir que van a hacer otro tipo de evaluaciones.
  • Anunciar la creación de Coordinadores Federales Generales en cada entidad federativa (con la consecuente acumulación de poderes en pocas personas).
  • Seguir incorporando personas con agendas muy contrastantes y de difícil lectura para llegar a resultados claros y oportunos.

No pretendemos hacer un examen pronto o prematuro de lo que se hará o de los resultados a obtener, pero tampoco podemos dar un cheque al portador y asumir que todo será en automático por el bien del país. Deben saber que hay una ciudadanía bien despierta y exigente que no está dispuesta a aceptar lo que venga. Tenemos muchos años trabajando en sociedad civil con múltiples colectivos que podemos y debemos aportar ideas en la construcción de las nuevas ideas que den cauce razonable a las promesas y expectativas electorales.

No nos haremos a un lado porque esa opción está descartada. El trabajo de muchos años es uno de los catalizadores que permitió el cambio en las urnas que hoy es una realidad. Ahora nos toca seguir empujando para enfatizar los temas de mayor preocupación y la mejor forma de llegar a los objetivos y resultados deseados.

Ante la pulverización de los rivales políticos, algo muy visible en la nueva conformación de los órganos legislativos federales y locales, es urgente que haya una caja de resonancia entre la sociedad civil y ciudadanía en general para manifestarse en aquellos temas en que no haya consenso respecto de lo que se proponga y vaya poniendo en acción por parte de las nuevas autoridades.

Mención especial merecen los partidos políticos que hoy están diezmados y que para efectos prácticos se reducen a PAN y PRI (el PT es una extensión de Morena; y todos los demás, es casi un hecho que desaparezcan dada la aplicación de la normatividad electoral y sus bajos porcentajes en las boletas federales). Esas instituciones que en otros tiempos eran dominantes, hoy se debaten entre la vida y la muerte ante la imperiosa necesidad de refundarse, redefinir sus objetivos y misiones, y lograr tener un nuevo impacto de credibilidad con sus bases y el electorado en general. Tienen apenas unos meses para estar listos en constituirse en oposiciones responsables, para evitar mayores fugas de quienes utilitariamente entre sus filas se vayan al magnetismo de la hoy fuerza dominante, y en general, para dar una batalla que les permita en tres años tener mejores resultados que la golpiza que les dieron recientemente.

Así las cosas, hay que reconocer que vienen tiempos complejos para el país. Hay una enorme expectativa de que muchos de los temas importantes para la ciudadanía se van a abordar puntualmente, pero el panorama no es del todo claro. Por ello nos toca ser muy puntuales ante las decisiones que se tomen, los resultados que se logren, y la mejor forma de dar con el balance entre desear y ser un mejor país. Nosotros no dejaremos de ser exigentes, contestatarios y colaborativos. Más vale un par de coloradas que varias descoloridas.

Otro tema en el que desde ahora hay que ser claros, es que no vamos a permitir el olvido. Debemos exigir que se investigue plenamente a todos y cada uno de los funcionarios salientes, de los cuales hay evidencia palpable de abusos y corruptelas. Estamos hablando de miles de millones de pesos y dólares cuyo destino no se ha aclarado. Un pacto de impunidad, borrón y cuenta nueva no es admisible. Parte inequívoca del mandato ciudadano es hacer justicia y exigir investigaciones puntuales para que toda aquella persona que la haya hecho, la pague. No merecemos menos. El clamor es general y no permitiremos se olvide o archive.



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