La CNBV sigue en pausa

Como ya sabemos, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores continúa paralizada en sus funciones desde el mes de marzo, y continuará hasta el 15 julio tentativamente, claro, dependiendo de la situación de la contingencia sanitaria en ese momento.

La llegada de Juan Pablo Graf, no ha sido lo que se esperaba, pues siguen suspendidos los trámites de autorización de más de 95 Fintechs.

Estas Fintechs podrían estar trabajando ya, en esta época de distanciamiento social, que es cuando se requieren más herramientas tecnológicas y servicios financieros digitales.

El banco de México tampoco ha hecho mucho para que estas entidades inicien operaciones. Además de prohibir la operación de los activos virtuales a las Fintechs, y hacerles casi imposible su conexión al Sistema de pagos electrónicos interbancarios (SPEI), también retrasó la negociación y el acuerdo con la CNBV para la emisión de la regulación secundaria conjunta, que debió haberse publicado en marzo del año pasado para las instituciones de Fondos de pago electrónico.

Los funcionarios del Banxico han sido inaccesibles para muchos, lentos en sus respuestas a los procesos de autorización y en las propuestas de reglas secundarias, se ha excedido en lo que solicitan a los interesados, exigiendo requisitos que ni siquiera los bancos deben cumplir.

Los medios de pago que ofrecerían las Fintechs, representan una competencia directa para el CODI, y esto, pues esto no es del agrado de Banxico. Lo más grave, es que la CNBV que es quien regula y supervisa a este sector, ha doblado las manos y no hay otra voz que haga frente ante estos excesos.

Otro problema que arrastra la CNBV, son las reglas de Open Banking, que debieron haberse emitido en marzo de 2020, y que tiene que ver con el compartido de la información de los clientes entre las entidades financieras bancarias y no bancarias, para promover una libre y mejor competencia entre ellas.

La CNBV experimenta una ausencia total de talentos de cuadros y de la memoria histórica, valores que el presidente anterior de la misma, Antonio Palma, quiso preservar, pero que perdió ante la austeridad de la 4T.

Dicha austeridad ahuyentó a una generación de supervisores y altos mandos experimentados, que buscaron lugar en la iniciativa privada para conservar sus ingresos y prestaciones actuales, dejando espacios que llenaron nuevos elementos, sin conocimiento ni experiencia.

Hoy la CNBV supervisa a miles de diferentes entidades, y cada vez tiene menos personal, y el que le queda, no tiene la experiencia y talento requeridos. La situación es crítica, y será peor con la situación que se nos viene encima.

De 2017 a la fecha han desfilado cuatro presidentes: Jaime González Aguadé, Bernardo González, Adalberto Palma y ahora Juan Pablo Graff. En cada administración la estructura se ha deteriorado más y más, y no se vislumbra mejora.

Preocupante…



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