Roberto es una persona común y corriente, trabaja duro y honradamente para sostener dignamente a su familia. Usa su sueldo como lo considera correcto, satisfaciendo las necesidades básicas de los suyos, algunos lujos de cuando en cuando, y cumpliendo puntualmente sus compromisos monetarios adquiridos. Su vida es tranquila sin problemas.
Un día le llega un requerimiento de falta de pago por varias mensualidades del crédito de un auto que él no adquirió. Preocupado por el incidente, investiga a fondo la causa del requerimiento: según la institución bancaria, él contrató el crédito automotriz y ya está en mora.
Cuál es su sorpresa cuando, al profundizar en su investigación en Buró de crédito, se entera que además de ese auto que él no compró, tiene registrados 3 créditos más otorgados por varios bancos y una Sofom, utilizados casi al 100%, de los cuales él ni idea tenía de su existencia.
La razón: suplantaron su identidad.
El robo de identidad y los fraudes financieros se han incrementado alarmantemente en últimas fechas, más del 600% (según Buró de Crédito), principalmente por el aumento en las actividades a distancia derivadas del comercio electrónico y transacciones financieras digitales, obligadas a su vez por el confinamiento y distanciamiento social como consecuencia de la pandemia del ya famoso Coronavirus.
Los ciberdelincuentes utilizan diferentes formas de obtener la valiosa información de sus víctimas, mediante engaños y tácticas de convencimiento que pueden hacer caer hasta el más cauteloso.
Una de las más comunes, es obtener la información de la credencial de elector; por eso es muy importante no entregarla a cualquier persona o empresa, sobre todo porque contiene datos importantes que pueden ser usados para cometer un robo o fraude.
Se sugiere evitar recibir la documentos físicos, como estados de cuenta bancarios, recibos de electricidad o teléfono, etc., y cambiarlos por documentos electrónicos.
Tener mucho cuidado de la información que llega vía correo electrónico o páginas web pues muchas de las veces son engaños dirigidos a obtener esa valiosa información; llegan a ser aparentemente tan reales como los verdaderos.
Los fraudes también pueden llegar por mensajes de WhatsApp, Facebook, SMS y hasta vía telefónica.
En estos fraudes suelen perder las personas que son víctimas, pero también las instituciones financieras, ya que al no reconocer los cargos o cobros indebidos, se hace la reclamación correspondiente, y muchas veces la autoridad le da la razón al denunciante y obliga a la institución a “bonificar” dichos cargos o cobros en su perjuicio, muchas veces por la no identificación correcta del solicitante.
Entre las recomendaciones más comunes para evitar estos fraudes tenemos:
Para el usuario de servicios financieros –
- No portar la credencial de elector preferentemente, sino una identificación que no traiga la dirección del domicilio; aunque en la nuevas credenciales del INE, ésta ya no viene estampada.
- Preferir comprobantes electrónicos sobre los documentos físicos.
- Si requerimos tirar estos documentos físicos, se sugiere romper o tachar los datos importantes como nombre, domicilio, teléfono, etc.
- Instalar un buen antivirus en nuestras computadoras y procurar no utilizar redes públicas para realizar operaciones financieras.
- No utilizar programas o aplicaciones de celular de dudosa procedencia o “piratas”, o acceder a ligas de Internet no conocidas e inseguras y dar nuestra información, por muy atractivo que sea.
- No caer en la trampa de los correos electrónicos apócrifos.
- Solicitar regularmente reportes a instituciones financieras y al Buró de créditos para constatar que no hay créditos a nuestro nombre, no solicitados por nosotros.
- No dar información por teléfono, a menos que estemos seguros que son personas o empresas reales, mejor acudir a la sucursal si es posible, o realizarlo electrónicamente en sus portales seguros.
- Entre otras más…
Para la financiera –
- Recopilar toda la información necesaria directamente del interesado, y validarla, así como la autenticación de los documentos presentados, que sean reales y no una falsificación.
- No caer en “el gusto” de colocar un crédito más, sin estar seguros que el interesado cumple con los requisitos y solvencia necesaria para cumplir las obligaciones.
- Validar que avales y referencias del interesado son “reales” también, y cumplen con ese requisito.
- Seleccionar el producto de crédito más adecuado para el interesado según sus necesidades y posibilidades; no el más caro ni el que más beneficios nos va a dejar, pues corremos el riesgo de que no pueda cumplir con el compromiso.
- Y todo lo necesario para estar seguros que ese crédito será liquidado satisfactoriamente por la persona indicada.
Existe una aplicación que nos permite desde el celular del cliente, obtener la información del cliente, documentación requerida, validación de la misma, ingreso de la solicitud del crédito elegida por el cliente directamente, y todo esto… ¡desde su celular!.
¡Se llama IDue!
Con IDue :
- Tienes la seguridad de que la persona que solicita el crédito es la correcta, y no una suplantación de persona.
- Sus documentos son reales, pues son validados ante la entidad que lo expide (INE, CFE, Registro civil, etc.) y te garantiza que son auténticos, además la información contenida en ellos es reconocida directamente desde el documento y comparada con la que proporcionó el cliente.
- Que el cliente selecciona el producto de crédito que más le agrada y puede solventar, incluyendo Importe, plazo, tasa de interés, garantías, etc.
- Te llegará la solicitud directamente con la información completa y autenticada, y el producto de crédito solicitado y validado por el cliente, lista para autorizar.
Más sencillo no lo puedes tener… y evitas ser parte de las temibles estadísticas y perder tus valiosos recursos.
Contáctanos y te mostramos como…