Son muchas las dudas por resolver, pero la certeza es que sí habrá reforma a la jornada laboral, y tendrá gradualidad que concluirá en 2030.
En tiempos en que el balance vida y trabajo es más importante que nunca, la reducción de la jornada laboral parecía el paso natural, considerando la deuda histórica que se tiene en muchos sentidos con los trabajadores de México, derivada de una legislación sin cambio en muchos años.
La reforma que reducirá la jornada laboral de 48 a 40 horas por semana en México tiene fecha límite: enero de 2030. Esto significa que, a más tardar en ese mes, todas las empresas deberán haber hecho el ajuste.
El anuncio fue hecho por la secretaria del Trabajo y Previsión Social (STPS), Marath Bolaños, quien informó que a partir de junio de este 2025 se iniciarán foros de diálogo para definir cómo se aplicará el cambio de forma progresiva durante los siguientes cinco años, según menciona El Economista.
Luis Peña, socio en EY México, recomendó a las empresas seguir cuatro pasos esenciales para estar listas en 2030:
- Evaluar su situación actual: “Muchas empresas piensan que su reto será pasar de 48 a 40 horas; no obstante, hoy tenemos a muchas que ni siquiera están en ese nivel”, señala. Un diagnóstico inicial es fundamental.
- Involucrar a las áreas clave: Relaciones laborales, talento, operaciones y finanzas deben participar desde el inicio para preparar a la organización.
- Analizar qué se puede cambiar: Es necesario revisar qué áreas, procesos y esquemas podrían adaptarse a la nueva jornada.
- Realizar pruebas piloto: Peña sugiere no esperar hasta 2030: “Yo podría empezar a pilotear de manera anticipada”.
Melhina Magaña, especialista en alto rendimiento, explica que “reducir la jornada laboral es lo que necesitamos”.
México enfrenta lo que ella llama “pobreza de tiempo”, es decir, muchas personas viven con agendas saturadas y sin espacios personales, lo que impacta en la salud física, emocional y laboral.
Según Magaña, esto genera:
- Sedentarismo y agotamiento.
- Desmotivación y burnout.
- Alta rotación de personal.
- Pérdida de productividad.
El impacto no solo lo sufre el trabajador, las empresas también enfrentan problemas operativos y costos elevados por falta de compromiso y fuga de talento.
La experta considera que este proceso requerirá cambios profundos en la manera de trabajar dentro de las empresas. Entre sus recomendaciones destacan:
- Fortalecer la comunicación: “Los problemas que más le cuestan a una compañía tienen que ver con una comunicación deficiente”.
- Aprovechar la experiencia de los empleados veteranos: Compartir conocimiento ayudará a que los equipos se adapten mejor a los cambios.
- Crear comités de seguimiento: Estas estructuras deben monitorear el avance, recibir retroalimentación y hacer ajustes constantes.
Magaña enfatiza que no todas las empresas están en la misma etapa. Por ello, el plan debe ser adaptativo. Además, recomienda anticiparse a los riesgos, aplicar tecnología que elimine pasos innecesarios y diseñar un ecosistema productivo eficiente.
En junio comenzarán los foros de discusión convocados por la STPS. Ahí se escucharán posturas de trabajadores, empleadores y especialistas para definir la ruta hacia el 2030.
La reforma ya no es una propuesta lejana. El plazo está marcado, y tanto empresas como trabajadores deben comenzar a prepararse desde ahora.