¿Cómo funciona el chip de las tarjetas de débito y crédito?

Closeup of a credit card with a gold chip

¿Sabes qué hay dentro de ese pequeño chip en tu tarjeta de crédito?

Ese cuadrito dorado que permite que tus pagos sean más seguros que cuando se usa banda magnética. No es solo un pedazo brillante de metal, en realidad es una microcomputadora, si… como lo lees.

Toda la información de tu tarjeta se almacenaba en la banda magnética que todavía muchas tarjetas tienen, completamente sin encriptar. Cada vez que la deslizabas, se enviaban los mismos datos; número de tarjeta, fecha de vencimiento y código de seguridad. Eso significaba que si alguien copiaba esa banda una sola vez, podía duplicar y usar tu tarjeta indebidamente sin problema.

Entonces llegaron los chips EMV (son las siglas de Europa y, Mastercard y Visa), las tres compañías que desarrollaron este estándar. Estos chips no solo fueron creados por conveniencia, sino como una mejora enorme en seguridad.

A diferencia de la banda que solo almacenaba datos, el chip los procesa activamente, y eso marca una gran diferencia. Ese pequeño chip incrustado en tu tarjeta es en esencia, una computadora en miniatura. Contiene un microprocesador que es el cerebro del chip, como todas las computadoras, y además:.

  • Se encarga de operaciones criptográficas y de gestionar los datos.
  • Memoria segura, donde se guarda la información de la tarjeta, pero de forma encriptada y protegida.
  • Un sistema operativo básico, que ejecuta las instrucciones necesarias durante una transacción.
  • Un motor criptográfico que genera códigos únicos, criptogramas, para cada operación.
  • No se limita a almacenar datos. El chip calcula, verifica y protege cada transacción en tiempo real.

Que ocurre cuando insertas tu tarjeta en un lector:

  • Inicialización. El terminal activa el chip a través de los contactos metálicos de la tarjeta. El chip despierta y comienza un intercambio seguro de datos con el lector.
  • Autenticación. El chip demuestra que es auténtico, utilizando certificados digitales y claves criptográficas, lo cual garantiza que no ha sido alterado o clonado.
  • Generación de datos dinámicos. En lugar de enviar tus datos reales, como hacía la banda magnética, el chip genera un código de un solo uso que representa esa transacción. Este código cambia cada vez que usas la tarjeta. Aunque un hacker lo intercepte, no le servirá para una transacción futura.
  • Verificación y aprobación. El terminal envía ese código y otra información al banco. El banco compara el código con una copia segura de tus claves, si todo coincide, aprueban la transacción.

Todo esto sucede en solo fracciones de segundo.

¿Por qué los chips son más seguros? todo se reduce a una palabra: Encriptación.

A diferencia de las bandas magnéticas, que usan datos fijos, los chips generan códigos dinámicos, tu número real de tarjeta nunca se transmite. Cada transacción genera un código único que no puede reutilizarse.

Además, el chip puede detectar comportamientos anómalos, como si está siendo leído por un dispositivo extraño o si alguien intenta manipularlo físicamente. En algunos casos, incluso puede autodestruirse borrando su memoria si detecta una amenaza seria.

Tambien seguro has notado que muchas tarjetas ahora permiten pagar, solo con acercarlas al lector, esto es gracias a la tecnología NFC, (comunicación de campo cercano). El chip de tu tarjeta puede comunicarse de forma inalámbrica con el lector usando ondas de radio de corto alcance.

El proceso es casi igual al de insertar la tarjeta, pero todavía más rápido. Cuando haces TAP, el chip NFC también genera un código criptográfico de un solo uso, solo que esta vez se transmite por el aire , en vez de mediante contacto físico. Aunque a algunos les preocupa, este método es muy seguro, porque sigue usando los mismos sistemas de encriptación y verificación.

Aunque parezca que todo ocurre entre tu tarjeta y el lector, la verdadera acción está en los sistemas detrás de escena. Cuando el chip envía el criptograma, el banco debe de desencriptarlo y verificarlo en tiempo real. Por eso, el emisor de tu tarjeta guarda una versión segura de tu chip en sus servidores.

Compara el código, detecta posibles fraudes, aprueba la operación y envía una respuesta, todo en menos de un segundo. Además del banco, la red de tarjetas, como Visa o MasterCard, actúa como el puente de comunicación entre el comercio, el banco y tú. Quizá te has fijado que a veces firmas y otras te piden un PIN al usar la tarjeta.

Ambos métodos usan el chip, pero varía la forma en que te identificas: con firma, simplemente firmas un recibo, con PIN, introduces un código personal, como en un cajero.

El chip con PIN se considera más seguro, ya que falsificar una firma es más fácil que adivinar un PIN. En México, el uso del chip con PIN ya es una práctica común desde hace tiempo, y sólo en pagos muy pequeños, con contacto puede no pedirse. Ya el firmar un recibo es algo raro y suele ocurrir solo en situaciones muy específicas, como con tarjetas extranjeras.

En México, el uso del PIN también se ha vuelto la norma, aunque aún puede haber comercios o terminales más antiguas que soliciten una firma en lugar del código, especialmente con tarjetas de crédito.

Aunque los chips ya son tecnología avanzada, siguen evolucionando. Algunas tarjetas nuevas incluyen autenticación biométrica, como sensores de huellas dactilares, otras incorporan CVV’s dinámicos. Ese número de tres cifras en el reverso de tu tarjeta, cambia cada pocas horas, gracias a una mini pantalla electrónica.

En el futuro, es probable que los chips se integren aún más con smartphones (como ya se hace con algunas app’s), dispositivos portátiles y hasta identificaciones digitales, haciendo que tu cartera sea más delgada y tus pagos más rápidos y seguros.

La próxima vez que insertes o acerques tu tarjeta para pagar, tómate un momento para apreciar que estás usando una mini computadora cifrada y defensiva. Está haciendo muchísimo trabajo detrás de escena: verificando identidades, generando códigos y protegiendo tu dinero, todo en un abrir y cerrar de ojos.

El chip puede ser pequeño, pero la tecnología que lo respalda es enorme.

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