
El riesgo sistemático de los bancos, se refiere al peligro de que una perturbación en el sistema financiero (como una crisis económica, una caída del mercado o el colapso de una institución clave) afecte a múltiples bancos al mismo tiempo, incluso si individualmente estaban bien gestionados. Es un riesgo que no se puede eliminar mediante diversificación, porque está ligado al funcionamiento del sistema en su conjunto.
Características del riesgo sistemático bancario.
– Interconexión financiera: Los bancos están conectados entre sí a través de préstamos interbancarios, derivados, y otros instrumentos. Si uno falla, puede arrastrar a otros.
– Contagio: Una crisis en un banco grande o en un país puede propagarse rápidamente a otros bancos o economías.
– Pérdida de confianza: Si los depositantes o inversionistas pierden confianza en el sistema bancario, pueden retirar fondos masivamente e iniciar un caos financiero(efecto «corrida bancaria»).
– Impacto macroeconómico: Cambios en tasas de interés, inflación, o recesiones afectan a todos los bancos simultáneamente.
– Fallos regulatorios: Si la supervisión financiera es débil o mal diseñada, puede permitir que se acumulen riesgos invisibles en todo el sistema.
Ejemplos históricos.
– Crisis financiera global de 2008: El colapso de Lehman Brothers desató una reacción en cadena que afectó a bancos en todo el mundo. La interconexión entre instituciones financieras y la falta de transparencia en productos derivados provocaron un contagio global.
– Crisis de deuda soberana en Europa (2010–2012): La exposición de bancos europeos a bonos de países como Grecia generó tensiones sistémicas. Los bancos europeos estaban fuertemente expuestos a bonos soberanos, lo que generó temor de quiebras múltiples.
– Pandemia de COVID-19 en 2020: La paralización económica global afectó todos los sectores, incluidos los bancos. Hubo caída simultánea en ingresos, aumento de morosidad, y presión sobre liquidez.
– Crisis asiática de 1997: Comenzó en Tailandia con la caída del baht y se extendió por Asia. Hubo salida masiva de capitales, debilitamiento de monedas, y quiebras bancarias.
Cómo se mitiga.
– Regulación macroprudencial: Supervisión enfocada en el sistema completo, no solo en bancos individuales.
– Pruebas de estrés: Simulaciones de escenarios extremos para evaluar la resiliencia de los bancos.
– Fondos de garantía y rescate: Como el FONAPROA en México o el FDIC en EE.UU., que protegen a los depositantes.
– Reformas estructurales: Separación de actividades bancarias riesgosas, límites a apalancamiento, y mayor transparencia.
Medir el riesgo sistemático en los bancos implica evaluar cómo factores externos, como crisis económicas, cambios en tasas de interés o eventos políticos que pueden afectar simultáneamente a múltiples instituciones financieras.
Desde la crisis financiera mundial de 2008, tanto Gobiernos como organizaciones internacionales han emprendido un papel más activo para mitigar los riesgos sistémicos. Por ejemplo, tras los efectos de la caída de Lehman Brothers, el Gobierno de Estados Unidos decidió rescatar compañías consideradas too big to fail (“demasiado grandes para quebrar”), es decir, aquellas entidades financieras cuya caída sería capaz de hacer colapsar el sistema financiero. Una de ellas fue AIG, con préstamos de hasta 180.000 millones de dólares.
También se han establecido marcos regulatorios y grupos especializados para anticipar los riesgos sistémicos. En Estados Unidos, la Ley Dodd-Frank de Reforma de Wall Street y Protección al Consumidor de 2010 pretende prevenir las conductas de riesgo que llevaron a la crisis, y se enfoca en entidades clave para el sistema financiero.
La Unión Europea creó ese mismo año la Junta Europea de Riesgo Sistémico (JERS) para prevenir y mitigar el fenómeno. Asimismo, han surgido indicadores para medir características que indiquen un posible evento sistémico. Un ejemplo es el SRISK europeo, que mide la fortaleza y la capacidad de las entidades bancarias para afrontar una hipotética crisis. No obstante, aunque todas estas medidas de prevención permiten responder mejor, no impiden que puedan existir nuevos riesgos sistémicos por el avance en el comportamiento de la economía.
