Sobre nuestras deudas…


Analizándolo desapasionadamente, la verdad es que los mexicanos tenemos fama internacional de ser muy pagadores, quizá por ello siempre se nos imponen cargas superiores a las que cualquier otro ciudadano del mundo soportaría.

Si no fuera así, cómo nos explicamos que aquí tardamos 30 años en pagar un crédito para la adquisición de vivienda, del cual, lo pagado por lo menos los primeros 10 o 12 años se aplica sólo a intereses.

Y eso que contamos con Instituciones de apoyo a los trabajadores para la compra de casa, nacidas con fines sociales, y dedicadas a la prestación de financiamiento “barato” como el INFONAVIT o el FOVISSSTE. Entidades financieras a las que terminamos pagando lo mismo que a un banco por el mismo crédito, quedando en discurso la vocación social que les dio origen.

Otra muestra de lo buenos pagadores que somos, es que si vamos al corriente en el pago de la tarjeta de crédito, y de repente sentimos que ya no vamos a poder pagar con la puntualidad que queremos y con orgullo presumimos, lo primero que se nos ocurre es hablar con nuestro banco para explicar nuestras razones y buscar un acuerdo, recibiendo como respuesta un “portazo” porque para este caso en específico, no hay opciones ni facilidades, ¡hay que pagar!.

Si por alguna razón te demoras en el pago de tus impuestos, derechos, contribuciones o algún otro adeudo al fisco o alguna otra autoridad, terminarás pagando tarde o temprano, claro, incrementando tu deuda con recargos, actualizaciones entre otros gastos adicionales… ¡pero finalmente lo pagarás!

Pero si somos buenos pagadores (la mayoría), ¿porque no se nos premia?, ¿ni se nos incentiva?, ¿ni se nos agradece?, porque lo normal es que lo seamos… y ni modo que se cometa el error de convencernos de lo contrario.

Y ni se diga de los créditos de nómina (entre otros más) en los que por accidente llegamos a caer sin leer las letras chiquitas, donde si a José le prestan 118 mil pesos les terminará pagando 310 mil pesos aproximadamente, siempre y cuando no se atrase ni una quincena por supuesto, aunque la verdad, esto está difícil, porque la empresa tiene asegurado su pago vía descuento de nómina… y no hay falla, siempre se lo descontarán.

Cada uno de nosotros tendrá su propia historia, pues todos los días nos levantamos “porque hay que trabajar y pagar nuestras deudas”, y si no nos alcanza con el salario para cubrir aunque sea los intereses, siempre habrá alguien dispuesto a prestarnos al 300 por ciento de interés. Además tenemos que cubrir nuestros “pequeños lujos y detalles” para sentirnos que la vida que llevamos, es satisfactoria y tiene sentido… ¿o no?

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