
La energética española Iberdrola avanza en su retirada de México. Ahora pone en venta otras 15 plantas por 5 mil millones de dólares y apunta a concentrarse en mercados más estables como EE.UU., Reino Unido y Brasil.
Según información confirmada por Reuters y medios europeos, la compañía contrató al banco de inversión Barclays para gestionar la venta de 15 plantas adicionales de generación eléctrica en territorio mexicano.
La operación representa una nueva fase en el proceso de desinversión que comenzó formalmente en 2023, cuando Iberdrola acordó con el gobierno mexicano la venta del 55% de sus activos eléctricos en el país por 6 mil millones de dólares.
De manera detallada, México apenas representó el 1% de las inversiones realizadas por la empresa durante el primer semestre del año, con un monto de 57 millones de euros.
A modo de comparación, tan solo en 2019, México recibía el 6 por ciento de las inversiones realizadas por Iberdrola en un año calendario, con cifras que superaban los 400 millones de euros anuales.
Sin embargo, actualmente Iberdrola únicamente invirtió 4 millones de euros en proyectos de energías renovables en México, negocio principal que mantiene en el país, luego de la venta de activos de 12 centrales de generación de ciclos combinados y un parque eólico que aconteció en febrero de 2024.
Iberdrola busca concentrarse en mercados con marcos regulatorios más estables y con un mayor retorno de inversión en redes inteligentes y transición energética, como Estados Unidos, Reino Unido y Brasil.
México, que durante años fue visto como uno de los grandes bastiones de expansión internacional de la compañía, ahora se perfila como un destino desde el cual replegarse.
Las plantas que Iberdrola pone ahora en el mercado, incluyen instalaciones de generación principalmente renovable y algunos activos de ciclo combinado. Aunque los detalles sobre su ubicación y capacidad instalada aún no fueron divulgados oficialmente, se sabe que se trata de una porción sustancial del remanente del portafolio que la firma mantenía en el país.
Esta nueva etapa marca un cambio respecto a los planes originales de expansión que Iberdrola tenía para México hace solo cinco años.
En 2020, la empresa figuraba como uno de los actores privados más relevantes en el sistema eléctrico nacional y planeaba inversiones de largo plazo.
Sin embargo, la modificación en las reglas del juego (especialmente en lo que refiere al despacho de energías renovables y la preferencia por la Comisión Federal de Electricidad) alteró de raíz las expectativas de retorno.
En abril de 2023, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador calificó la primera gran operación de compraventa con Iberdrola como una “nueva nacionalización”. Se trató, en los hechos, de la transferencia al Estado de una docena de plantas privadas que la firma operaba, en un acuerdo financiado parcialmente con apoyo de fondos públicos.
Aunque Iberdrola evitó confrontar públicamente con el discurso oficial, la lectura que hicieron analistas y medios internacionales fue que la empresa estaba acelerando su salida para evitar mayores fricciones institucionales y resguardar su reputación ante los inversores internacionales.
El anuncio de esta nueva venta de activos, en 2025, ratifica esa hipótesis. Iberdrola no solo vende, sino que se reestructura. Sus ejecutivos ya habían anticipado que parte de los recursos obtenidos en México serían reinvertidos en Estados Unidos, donde su subsidiaria Avangrid está en plena expansión y el contexto regulatorio resulta más predecible.
Aunque aún no se conocen los compradores definitivos, es probable que una parte de los activos terminen nuevamente bajo gestión del Estado o de empresas con fuerte vínculo institucional. Esto consolidaría el enfoque del actual gobierno (y posiblemente del próximo) de fortalecer la presencia de la CFE en el sistema eléctrico nacional.
A largo plazo, esto podría ralentizar la transición energética si no se acompaña de inversiones robustas en energías limpias y redes inteligentes. México ya enfrenta desafíos en el cumplimiento de sus compromisos internacionales en reducción de emisiones, y perder a un actor clave del sector renovable no ayuda a mejorar ese panorama.
Evolución de Iberdrola en México:
- 2001-2012: Fuerte expansión en generación, con especial foco en gas natural.
- 2013-2018: Despliegue de parques eólicos y solares en alianza con actores locales.
- 2019-2020: Primeras tensiones con la administración federal por reformas energéticas.
- 2023: Venta del 55 % de activos al gobierno mexicano por 6 mil millones de dólares.
- 2025: Anuncio de nueva venta por 4 mil millones de euros, con Barclays como intermediario.
La venta que ahora impulsa Iberdrola marca un punto de inflexión para el sector energético mexicano. Más allá del monto o el número de plantas involucradas, lo que está en juego es el papel que jugarán los actores privados en el futuro energético del país.
Para las marcas y profesionales del marketing y la publicidad, comprender estos movimientos es clave: el suministro energético, las políticas públicas y la percepción internacional de México como destino de inversión influyen directa e indirectamente en los planes de expansión de las grandes compañías.
La energía, aunque muchas veces invisible, es uno de los pilares que sostiene la economía digital y productiva. La salida de Iberdrola es una alerta. Y también una oportunidad para que nuevos jugadores redefinan el mapa.
De última hora, se dio a conocer que Cox Energy adquirirá los activos de Iberdrola en México.
